El primer fin de semana se puede visitar la primera exposición monográfica del mundo sobre Juan de Borgoña, uno de los pintores más importantes del Renacimiento español. Hasta el 26 de junio, en el Museo de Santa Cruz de Toledo con entrada gratuita.
(activo en Toledo desde 1495-Toledo, 1535). pintor español. Es uno de los maestros más importantes que trabajaban en España a principios del siglo XVI. Su aportación fue decisiva en la implantación del Renacimiento en Castilla, con su obra en Toledo, donde sin duda cambió el clima estético de la ciudad. Su nombre indica un origen nórdico, y aunque algunos pensaron que era hermano del escultor Felipe Bigarny, no hay constancia.
Por el trabajo que desarrolló posteriormente, estamos pensando en una estancia en Italia, con claras reminiscencias toscanas y umbrías, que no ha podido documentarse. Apareció por primera vez en 1495, trabajando en el monasterio de la Catedral de Toledo, donde pintó la escena de la Visita y varios escudos. Aunque su obra tuvo como epicentro constante la catedral de Toledo, el reconocimiento ganado a lo largo de los años le llevó a emprender empresas en la zona central de España.
Así, se le pidió que trabajara en Madrid, Cuenca, Guadalajara o Salamanca, para lo que debió contar con un gran taller -en el que trabajaba su hijo Juan de Borgoña el Joven-, lo que en ocasiones dio lugar a problemas de asignación. Entre 1509 y 1511 realizó su obra más preciada: la decoración de la sala capitular de la catedral de Toledo. Aquí realizará uno de los conjuntos más logrados del primer Renacimiento español, con frescos de estilo italiano que se abren a un espacio ilusionista de arquitectura y densos paisajes de fondo.
Todo ello se relacionó con artistas como Ghirlandaio, con quien también entraron en contacto con los detalles naturalistas y decorativos de las plantas y jarrones de la antesala. La sensibilidad flamenca que se quería dejar ver en Borgoña se manifiesta a su vez en algunos de los frescos, como el que presenta el Calvario, con un mayor sentido dramático exigido quizás por el gusto local, más conectado hasta entonces con la tradición nórdica. Los frescos de la sala capitular se continuaron en los de la capilla mozárabe de la misma catedral a partir de 1514, donde la narración de la campaña del cardenal Cisneros en Orán adquiere valores históricos y descriptivos.
Se conocen otras importantes obras posteriores, los retablos de Camarena (1517) o Pastrana (1518), su obra en la Universidad de Alcalá (1519) o la Trinidad del altar mayor de la catedral de Toledo. La mayor parte de su obra en el Museo del Prado tiene problemas de asignación. Sólo La Magdalena y tres santos dominicos, de la plena madurez del pintor, adquirida en 1966 a la colección Yakichiro, es obra reconocida por todos los entendidos. Es uno de los dos fragmentos, el otro en el Louvre, que sirvió de fondo a un Cristo en la cruz.