La espera valió la pena. Después de 6.976 días, la Selección volvió a Barcelona y lo hizo por todo lo alto, con el ánimo de su público y en un acto tan especial como el primer partido de un año de Mundial.
La multitud en el estadio del RCDE vio más que una victoria sobre la valiente Albania de Edoardo Reja. Con la incorporación del portero David Raya bajo los palos, Luis Enrique pudo ensayar distintas opciones de cara a los retos que le esperan al equipo de todos en los próximos meses.
Tras una primera parte movida, durante la cual la afición no paró de aplaudir a los internacionales, recién en los últimos minutos el banquete futbolístico se sazona con la salsa de los goles.
Ferran Torres fue el primero a falta de un cuarto de hora para el final, tras una valiente recuperación de Yéremy Pino y poco antes de que Myrto Uzuni restableciera la igualdad en una desafortunada jugada.
Queda por ver en la magia de Cornellá y esta se manifestaría en el último momento con una acción entrelazada que un catalán como Dani Olmo, con sus abuelos en la grada, metió en el mismo equipo izquierdo que Berisha.
El mejor colofón para una fiesta compartida en los mejores comebacks de ensueño y para dar paso a un año lleno de ilusión para disfrutar juntos. Lo mejor está por venir.