Albacete, 10 de septiembre de 2022. El Grupo Folclórico Abuela Santa Ana ha celebrado un año más el Día de Exaltación del Traje Manchego, con el que el Ayuntamiento de Albacete pretende dignificar la indumentaria manchega como parte de la etnografía albaceteña.
Así lo ha explicado el teniente de alcalde y concejal de Feria, Vicente Casañ, quien, acompañado de la concejala de Economía y Hacienda, María José López, y el concejal de Sostenibilidad, Julián Ramón, ha participado en esta jornada folclórica, que ha consistido en un desfile desde la Plaza de la Catedral hasta el Parque de los Jardinillos de la Feria, donde se ha exaltado la indumentaria manchega.
Además, con esta actividad, además de disfrutar de la música, el baile y la indumentaria, los numerosos asistentes han recibido unas nociones generales para poder peinarse correctamente a la hora de vestir su traje tradicional.
El Grupo Folclórico Abuela Santa Ana viene realizando este acto desde los años noventa, enmarcado dentro del programa de la Feria de Albacete, iniciativa que pretendía dar un impulso a la investigación y difusión de la indumentaria tradicional en la provincia de Albacete, y para ello Por ello este acto se convierte en uno de los eventos más importantes y esperados dentro de la Feria, con el que el Ayuntamiento quiere fomentar el cuidado de las tradiciones, al tiempo que dignifica y pone en valor la indumentaria popular como parte de la etnografía albaceteña.
Para llevar a cabo este trabajo, el Grupo Folclórico Abuela Santa Ana se vale de diferentes fuentes, como protocolos notariales, hijas y testamentos, boletines oficiales de la provincia, grabados y fotografías, y sobre todo trabajo de campo a través de la localización de prendas antiguas, lo que ha permitido para realizar diversas exposiciones en la ciudad.
evolución de la ropa
Según la abuela Santa Ana, durante la segunda mitad del siglo XVIII y la primera mitad del XIX se impuso cierto lujo a las mujeres en la indumentaria popular, utilizando, para quienes podían permitírselo, tejidos nobles como la seda y de calidad. lana, bien teñida. y lleno Estos tejidos convivieron con las indianas de algodón y las lonas caseras, evolucionando posteriormente a finales del siglo X hacia tejidos más ligeros y con menos volumen, pero en convivencia con prendas anteriores como las enaguas.
En los hombres predominaron los shorts hasta que llegaron las nuevas modas de pantalones largos, prenda que tardó mucho en implantarse ampliamente. Los chalecos de distintos tipos y tejidos fueron las piezas que marcaron las diferencias sociales, mostrando la mayor potencia del traje acompañado de los botones, muchas veces plateados.
A lo largo de estos años, el Grupo Folclórico Abuela Santa Ana ha dado a conocer la diversidad de prendas que lucían nuestros antepasados en toda la provincia. Se han mostrado múltiples tipos de enaguas, chales, chalecos, ropa interior completamente desconocida, delantales, abrigos, así como cómo usarlos y vestirlos correctamente. Por ello, durante el Día de Exaltación del Traje Manchego, cada año se suelen mostrar en mayor medida piezas originales, acompañadas de datos y explicaciones.
Este año, el peinado
En la edición de este año, Abuela Santa Ana se ha centrado en los peinados de las mujeres, ya que el peinado debe considerarse parte fundamental del traje tradicional. La sociedad de la época, y las modas imperantes, nunca permitían que las mujeres llevaran el pelo suelto. Así como la vestimenta varía según la moda del momento y la clase social, el peinado iba acorde con ella. Estas modas en el peinado, se extienden con pequeños matices por todo nuestro país.
El Grupo Folclórico añade que han encontrado recogidos con moño de pomo, una especie de traje trenzado que incluso se confeccionaba con 19 ramas de pelo. También eran populares los moños, un peinado de estilo isabelino que consiste en una trenza que se envuelve alrededor de las sienes y se combina con el moño del pomo de la puerta mencionado anteriormente. Otros tipos de moños que se impusieron posteriormente fueron los moños bajos, realizados de diversas formas, como los llamados zorongo o de castaña. A las mujeres más jóvenes se les permitía llevar trenzas, que a veces rodeaban la cabeza, dando lugar al conocido peinado de corona. Incluso hasta mediados del siglo XX se podía ver a las niñas de nuestra ciudad yendo a la escuela con moño.
El tiempo dedicado a peinar y despeinar era considerable, y se sabe que técnicas como mojar el cabello con agua de limón o cera lo hacen más fácil y duradero. Junto al peinado, para determinadas ocasiones se llevaban peinetas, agujas, horquillas… así como cintas de seda, algunas de ellas procedentes de la Real Fábrica de Seda de Talavera.